sábado, 7 de agosto de 2010

30/07/2010 – Día libre, día ocupado.

El día comienza temprano, por la mañana. A penas he tenido tiempo de dormir seis horas entre revisar los emails que se han cruzado mientras estaba en el avión. Ahora me toca estrenar el nuevo tren de la línea Keisei. Un modelo más rápido y caro que conecta Ueno con el aeropuerto. El aeropuerto… je, apenas han pasado doce horas desde que llegué y ya tengo que volver a visitarlo. Hoy llegan 8 personas del grupo. Akira me confirma por teléfono que ya está allí mientras yo estoy aún en el tren. Que vale, rápido es, pero este hombre lo es más.

Volviendo al tren, aún huele a nuevo. Lo han estrenado hace 10 días, con sus asientos de diseño y ¡enchufes! En fin, no creo que haga falta que diga lo que he estado haciendo con el portátil, pero evidentemente lo he traído.

Por fin en el aeropuerto, voy de sorpresa en sorpresa. Primero de todo, el vuelo llega a la terminal 1, como yo anoche, pero a la otra salida (eso no se distingue en ningún lado, tienen dos, que usan alternativamente) así que me toca andar unos minutos pasado el susto inicial. Segundo punto, el vuelo llega tarde. Al parecer han salido una hora tarde desde Frankfurt, así que cuando me reúno con Akira nos vamos al Starbacks a desayunar (¿había comentado que no he desayunado?). Tercera sorpresa, este hombre se ha traído mil cosas para darme. Papeles, regalos, dinero… Creo que me quiere convertir en un mini-el, aunque yo soy más digital con mis tablas de Excel.

Volvemos a la puerta de llegadas, y pasa un buen rato hasta que finalmente salen. Han debido traer las maletas con Sherpas, en vez de en el avión… hay que ver lo lentos que han sido hoy. Más sorpresas, una pareja quiere cambiar dinero, ¡han traído todo en euros! Me estoy dando cuenta mientras lo escribo, que no les pregunté a cuanto hicieron el cambio, ni la comisión que les aplicaron. Supongo que habrán tenido suerte, porque el euro ha estado subiendo estos días. Ha sido una subida muy tímida, pero todas las subidas son bien venidas.

JumboTaxi. Como somos 9, en vez de meternos en el tren para volver, y luego andar o pillar tres taxis, Alessandra y Akira han optado por contratar los servicios de una furgoneta adaptada para pasajeros. Pak, es el coreano que la conduce. Un tio la mar de simpático que ha vivido varios años en estados unidos, y que domina el japonés como los nativos. Todo un crack perfectamente adaptado a la vida moderna… Me dan su tarjeta, porque mañana Akira no vendrá y tendré que coordinarme yo con él cuando llegue el siguiente grupo.

Tras un rato de atasco, paso revista al reparto de habitaciones del hotel. Han hecho algunos cambios y Aless está preocupada (lógicamente), pero parece que no hay mayores problemas, así que nos despedimos y yo me vuelvo a mi hotel para confirmar los horarios de los trenes que tendremos que ir cogiendo los próximos días. Libre creía yo que estaría… iluso de mi.

Con el grupo aún inconexo, quedo para comer con uno de los chicos que han venido solos. Y después él se va a dormir, vencido por el jetlag. Yo aprovecho también a hacerme una siestecita, como últimamente en casa, antes de quedar con Akira y Megumi. Aprovechando la primera tarde, quieren revisar todos los papeles y “sincronizarnos”, así que nos vamos a merendar algo a media tarde. Mientras yo meriendo un helado, ellos cenan… así de diferente son nuestros horarios. Habitaciones, trenes, excursiones, al final termino sacando el portátil en el restaurante en el que estamos, para tener acceso completo a mis notas y poder imponerme (o al menos, no ser arrastrado por el montón de papeles que traen ellos).

La recogida es temprana, mañana de nuevo me toca ir al aeropuerto a primera hora, pero antes tendré que pasar por el Edoya para hacer el cambio de hotel… Que dura es la vida.

No hay comentarios: