lunes, 30 de noviembre de 2009

26/08/2006 – Rumbo a Miyajima

Aunque Japón tiene aproximadamente la misma extensión que España, a diferencia de nuestro país, lo habitual es tener que navegar para ir de un sitio a otro. Bueno, si nos centramos en visitar Honshu, la isla más grande, podremos hacer todas las visitas sin mojarnos, pero incluso así, descubriremos muchos recorridos basados en ríos, bahías, etc. Y es que Japón está muy volcado en su relación con el mar.

Como decía, Japón es un archipiélago. Y en este viaje tenemos la suerte de dedicar estos últimos días a visitar más lugares que no solo el centro del país. Hoy hemos amanecido en Shikoku, una de las cuatro islas mayores, pero nuestra intención es ir a Miyajima, otra isla de menor tamaño a cierta distancia. Así que en vez de volver a Honshu para acercarnos hasta Hiroshima en tren (Miyajima está a un salto en ferry de esta conocida ciudad), decidimos ir en barco para tener una perspectiva diferente del país.

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La travesía del barco tiene varias paradas a lo largo de varias islas más pequeñas hasta llegar al muelle de Hiroshima (como un autobus urbano), donde hacemos transbordo a otro (el ferry más conocido se coge frente a la isla, a unos 20 kilometros, pero nosotros seguimos con nuestro espíritu marinero). Durante el recorrido total, asistimos a una reunión familiar, donde padres e hijos, junto a tíos y algún abuelete se juntan para charlar, y comer en la zona principal del barco. Todos van vestidos muy formalmente, yo creo que asistirán a algún entierro.

Por fin, en Miyajima, nuestra primera misión es encontrar la casa de huéspedes en la que nos alojaremos. Cargamos nuestras tres semanas de equipaje bajo un sol de justicia, a la vez que sorteamos a los ciervos y sus “minas” terrestres. Aviso para el viajero: hay que vigilar los papeles, porque estos simpáticos animalitos se comen hasta las etiquetas de las maletas (pasando por billetes, mapas, etc). En fin, toda una odisea entre casitas bajas, en un Japón diferente al visto en Tokio. En seguida, descubrimos que la gente de aquí está MUY acostumbrada a los turistas (de hecho, el pueblo queda “muerto” cuando están por terminar los ferrys), y nos tratan estupendamente.

De japon2006De japon2006

Para comer, probamos el okonomiyaki local (nada que ver con el que comimos en Kyoto). Y aprovechamos la tarde para hacer fotos alrededor del templo, donde sin duda lo que más llama la atención es el Torii “flotante”. Que no deja de ser una puerta al templo, dentro de la bahía, con la gracia de que dos veces al día, el mar cubre sus cimientos y la hace navegable (o visto desde el contrario, el mar se retira dos veces al día, y podemos pasear hasta él para tocarlo).

Tomando fotos de todo, desde todos los ángulos, nos recorremos la zona comercial, la ruta oficial (puerto-templo), y otras rutas por la colina adyacente, e incluso desde la otra punta de la bahía, menos transitadas. Aprovechamos a localizar el acuario (si, tienen acuario), y las rutas de subida al monte Misen (que tiene teleférico, pero queremos subir “al modo tradicional”). Con toda esta información, volvemos por fin a descansar a la casa de huéspedes, donde tenemos incluida la cena. Cena que se resuelve estupenda, por estar preparada con productos del día, al estilo casero.

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miércoles, 25 de noviembre de 2009

自動車の性能などの検査

スペインでも 乗り物のは 四年、六年、八年、十年、十一年、十二年、十三年、。。。ごとに 車検に とおらなければ なりません。私の 車は 今月 17日 四才に なりました。四年間 ビルバオから ドノスティア=サン・セバスティアンまで お仕事へ 行くのに 197.902キロ はしりました。だから、昨日 車検場所に よりました。

この 点検では サスペンションや ブレーキや ライトや タイヤ なとを 確認 します。ぜんぶ パーフェクト でしたから、問題なけ 証明書を くれました。一だいの 乗用車が そんなに たくさんの 距離を そうは したことは 職員を 驚かせました。

De Imágenes de Blogger

Pensando en volver a Japón

Ya he estado cuatro veces en Japón, y cada vez visitando sitios diferentes, de distinta forma. Primero como turista en un viaje organizado, luego con mi profesora y una amiga bastante a nuestro aire, el tercero dirigía yo el grupo, y en el último, bueno en realidad estaba estudiando.

Vistos los lugares que he visitado sobre un mapa, en seguida se puede ver que me he movido en la horizontal, desde Tokyo (al este) hasta Kumamoto (al oeste), pero todo lo más arriba que he llegado es Nikko. Así que tengo medio Japón por ver sobre esas latitudes. Quizás el Japón más autentico y natural. Con menor tasa de población, y seguramente menos preparado para recibir al turista extranjero, pero sin duda, destino igual de interesante para el turista nacional. Y porque no, un reto mayor que “los sitios habituales”.

Así que, hablando con varios compañeros de mis anteriores viajes, puede que formemos grupillo para seguir marcando esa zona del mapa, e incluso dar el salto a Hokkaido, más allá del norte de Honshu. Incluso nos estamos planteando hacer alguna ruta en bicicleta, subir algún monte, acampada, o similar. Mientras tanto, estoy marcando en amarillo los sitios propuestos para ese viaje. Ya veremos en qué termina la cosa.

De japon2009

lunes, 23 de noviembre de 2009

24/08/2009 – De vuelta (IV)

Nuestro momento en Japón se termina. El día de estancia se resume a tres o cuatro horas, entre madrugar, trenes y aeropuerto. Se han terminado veinticinco días de vacaciones y aventuras. Pero en realidad el día es más largo, mucho más largo que de costumbre, ya que el vuelo nos devuelve 7 horas de diferencia horaria: ¿jetlag?

Cuando se va a Japón por primera vez, la emoción del momento te embriaga, y es difícil darse cuenta de que tienes el reloj biológico alterado. Todo es nuevo, y no hay momento que perder en verlo, sea de día o de noche, estás al 100%. Cuando ya no es tan nuevo (por mis sucesivos viajes) antepones la comodidad, y si eres de los que no duerme en el avión, prefieres llegar por la tarde-noche, a tiempo de cenar algo y dormir, para “sincronizarte”. Justo eso pasa al volver. Que de nuevo no tiene nada lo que te espera en casa, así que sólo quieres llegar.

Después de madrugar un poco, la espera en Narita, las dudas respecto del peso de la maleta (¿no entienden que en Japón hay muchas cosas interesantes y tu quieres llevártelas todas contigo?), las interminables horas de vuelo (que no te importaron al ir), y lo peor… el curro esperando.

De japon2009

Sacando conclusiones de este viaje, no puedo negar que me lo he pasado muy bien. Que he pateado Tokyo, en el sentido literal de la expresión, y descubierto un poco sus barrios menos turísticos. Además, la academia ha resultado muy útil para cimentar mi japonés. Y espero seguir en contacto con los amigos nuevos que hemos hecho estos días. Además, Akira me ha conseguido un teléfono móvil, para las próximas ocasiones, aunque aún me falta decorarlo para integrarme un poco más con las costumbres de aquel lugar. En general, he tenido tiempo de hacer de todo: excursiones, playa, fotos, estudiar, compras, pasear, relajarme, descubrir nuevos platos y sitios,... pero sobretodo no estresarme.

viernes, 13 de noviembre de 2009

23/08/2009 – La última excursión

Queriendo aprovechar al máximo nuestras últimas horas en Japón, salimos rumbo a la playa de Atami, “un poco más allá de Kamakura” según Dean. El pueblecito costero tiene su propia parada de Shinkansen (está a 105 kilometros de Tokyo), y es que está situado sobre una caldera volcánica submarina, así que además de por su playa, es famoso por sus balnearios naturales de aguas termales.

Pero nuestro objetivo es la playa. Aunque como hoy no hemos madrugado, llegamos a la hora de comer (el tren normal hace demasiadas paradas a través de un recorrido costero sinuoso). Con el buche lleno, invadimos por fin la abarrotada playa, y sus amansadas aguas (han colocado un rompeolas).

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Entre risas, chapoteos y castillos, Gorka (quien sí ha venido finalmente), intercepta un panfleto japonés (que no habían querido repartirnos, suponemos que en la idea de que no nos íbamos a enterar de nada) en el que se anuncia una sesión de fuegos artificiales ahí mismo.


Será mejor que no cuente la hora a la que llegamos a Tokio de vuelta, ni que casi nos quedamos allí sin trenes, agotados, pero contentos. Con tiempo de dormir lo justo antes de volver a casa a la mañana siguiente :-(

lunes, 2 de noviembre de 2009

22/08/2009 – Cerrando temas

Hoy es sábado, y en contra de lo que podría esperarse, terminando nuestro viaje en breve, la costumbre puede más, y superado el despertador, hoy no madrugamos. De hecho, como buen sábado que es, incluso remoloneamos varias horas. Y es que, aunque estemos en Japón, estamos de vacaciones.

Cuando por fin comienza el día, cumplimos con nuestra única obligación del día, ir a Correos para enviar un par de cajas de Gorka. Lo ha estado demorando, y si mañana viniese a la playa, ya no le quedarán más ratos para hacerlo. Así que, convencidos, vamos hasta la oficina más cercana para descubrir que el día anterior habíamos mirado mal el horario. ¡Está cerrada!

Vuelta con las cajas al hotel, a replantearse la situación y el plan. ¿La central de Shinjuku? Preguntamos en recepción, y gustosos ellos mismos llaman para confirmar el horario de la central, y si, está abierta incluyendo los domingos. Así que nos ponemos en marcha, pero esta vez Gorka se paga un taxi, porque el paseo sería muy largo contando con las dos cajas de libros que ha preparado (no sé si habrá dejado algún título sin mirar/comprar).

Aunque no me lo había planteado, finalmente compro yo también una caja mediana. Tengo algunas cosillas aún en la habitación, y como nos falta una bascula, pues mejor me curó en salud y las mando a casa. Así de paso, aprovecho la vuelta al hotel para comprar unos accesorios de la Wii para un amigo, que le mandaré también en el paquete, y quizás alguna otra cosilla. Pero antes comemos algo, porque se nos ha hecho tarde.

Cuando por fin terminamos con todo: los paquetes de Gorka, comer, comprar, mí improvisado paquete… decidimos llamar a Aydin y quedar con él para cenar. Puede ser la última ocasión en que pueda verse con Gorka, quien anda pensando no ir a la playa, y dejarse perder entre trenes por las afueras, para “intentar” ver todo Japón (lo que no ha hecho estos días de atrás) en 24 horas. Mañana será nuestro último día, y no sabe como agarrarse a esta tierra.

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Para cenar vamos a Ikebukuro. Barrio norteño de Tokio, y principal puerta de acceso de los trabajadores que vienen a diario a la ciudad desde el nor-oeste. Es sin duda un enclave de paso muy importante. Y se nota cuando bajamos del tren, entre la correspondiente oleada de japoneses. Por un momento, ni sabemos a dónde vamos, ni podemos pararnos a pensarlo.

Ya en la calle, apartados de la ruta de la multitud, hemos tratado de llegar al punto de encuentro con Aydin, pero terminamos por llamarle al teléfono, visto que no le encontramos. Y es que hemos acertado con el “lado” de la estación, pero no con cuál de las tres salidas era la de la cita. Pero el problema no hemos sido nosotros, sino que los carteles interiores y exteriores de la estación ¡no coinciden!

Salvados los saludos, atendemos a las necesidades básicas más urgentes, ¡hambre! Nuestro anfitrión nos lleva a un restaurante especializado en atún rojo (maguro), y nos recomienda el equivalente al katsudon. Pese a mis cuatro viajes, ha tenido que ser la anteúltima noche cuando he descubierto un plato tan interesante. Sirven el maguro crudo (como no podía ser de otro modo) sobre el arroz, y tu preparas a parte la salsa de soja con wasabi según gustos, para rociársela después por encima, y así comerlo todo junto. Es como una pieza de sushi gigante, y mejor aderezada (ya que puedes echarle tanta salsa como quieras por encima, pero con un platillo me fue suficiente). Vamos que me he quedado con pena de no volver a comerlo, y espero repetir en cuanto vuelva.

Aunque mañana tendré que madrugar, y pese a que los trenes que dejan la ciudad terminan antes que la línea Yamanote (los primeros para Aydin, la otra para volver nosotros), jugamos con el reloj un rato visitando el barrio en contra dirección. Es que esta gente ¡ya se está retirando!

jueves, 29 de octubre de 2009

21/08/2009 – Despedida y ocio

Si ayer terminamos las clases en la academia, hoy nos toca el “examen”. Bueno, nos debería tocar el examen, pero en vez de eso, han invitado a varias japonesas para que hablen con nosotros. Tenemos que hacer una pequeña presentación sobre nosotros y nuestros países, antes de repartirnos en grupos para “jugar” con el tablero de preguntas y pruebas que preparamos ayer.

Las invitadas también se presentan, cuatro amas de casa, muy animadas e interesadas en Europa (todas habían visitado el “viejo continente” e incluso nos expresaron su interés por volver) y una universitaria, pendiente de hacer un intercambio con EEUU.

Ciertamente, todo un reto para nosotros (peor que un examen en realidad), del que yo creo que salimos bastante bien parados. Con los posters que habíamos preparado, las presentaciones fueron rodadas, y con el tablero para la segunda parte del encuentro, no quedaron excusas para no hablar.

La nota de color, la pusieron las pruebas físicas (a modo de castigo) que rondaron varios tableros. En esos momentos, todas las charlas se paralizaron para ver al “castigado” en acción.

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Al final conseguimos nuestro premio, en forma de diploma por el curso que hemos hecho. Vale, no es mucho, pero da cierta ilusión tener papeles “oficiales” en japonés, con su sello y tal.

La verdad es que me lo he pasado muy bien en este curso, pese a los miedos y reticencias iníciales. El grupo ha funcionado muy bien, y las profesoras han conseguido animar las clases, rompiendo el hielo cada día… Quien lo diría de unos japoneses que todo el mundo tiene por tan serios. Sólo le falta que sean más horas, y que yo pueda estudiar más el vocabulario.

Para el domingo hemos quedado en ir a la playa, pero antes del “hasta luego”, al grupo se unen varios menos habituales para ir juntos a comer. Lo siguiente es pasarse emails, fotos, etc.

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Aunque hemos procurado quedar por la tarde, al final cada cual aprovecha sus últimas horas de una manera, pero el grupo de “mayores” del que formo parte resiste unido con la incorporación de Frank, de quien por fin hemos sabido que es el mayor del grupo. Así por tanto, Frank, Aydin, yo mismo, y Gorka (por orden de edad), recorremos Kabukicho (el barrio más peligroso de Tokyo según Akira) hasta la noche. Billar, bolera, cenota… Nos hemos puesto en marcha tarde, pero ha dado tiempo a reírnos, charlar y tomar unas cervezas (los que han gustado de tomarlas). Ha sido la única tarde libre de Frank, pero creo que hemos conseguido formar un grupillo interesante. Lástima que se terminen nuestros días.

lunes, 26 de octubre de 2009

Meses de ausencia

Volver de unas vacaciones siempre es duro, pero parece que este año el síndrome post-vacacional ha querido cebarse especialmente conmigo. Conseguí contar casi todo mi viaje de este año “on-line”, a excepción de los tres últimos días, en que claro, aproveché al máximo mi tiempo para cerrar temas y disfrutar de Japón “hasta el año que viene” (espero).

Ya de vuelta en casa, los días que me quedaban de vacaciones me los tomé de relax ajeno a las sorpresas que me deparaban los siguientes meses, y que me han tenido totalmente apartado de este blog (y otras excentricidades).

Por un lado, la vuelta al trabajo efectivamente ha sido como esperaba... dura. Afrontar en 22 laboratorios y más de 300 máquinas, que todo se ponga y conecte desde cero (hubo que desmontarlo todo debido a la obra integral que ha sufrido el edificio) tiene miga. Luego claro, la reorganización de las salas conlleva nuevas imágenes de los diferentes sistemas operativos, y su recuperación en cada máquina. Además hemos cambiado la versión de Linux, que siempre tiene sorpresillas. Y todo en un tiempo record, porque la obra (como no podría ser de otra manera) se retrasó.

Contra reloj, y con mucho esfuerzo físico, a los fallos que van apareciendo de la obra (el arquitecto y el ingeniero han tenido en cuenta lo que han querido, que desde luego no coincide con las necesidades a pie de aula) se suman el disgusto de la muerte de mi abuelo paterno mediado septiembre. Era un trago que si bien es duro, he podido tragar porque lo vi venir.

Lo que no he visto venir, y ha terminado de torpedear mi tocado estado psicológico (por toda la carga que se había acumulado), es la jugada que me han hecho respecto de mi traslado, y por la cual han entregado la plaza que yo esperaba en Bilbao (10 minutos de bicicleta y 2 laboratorios, en vez de 80 minutos de coche y 22 laboratorios) a una persona que han metido fuera de los procesos selectivos públicos y por delante mío, en la bolsa de personal de la que nos contratan o trasladan.

En fin, que si el agotamiento físico no era suficiente, estoy agotado psicológicamente, y enfollonado con el abogado para reclamar lo que me han robado. Pero espero reponerme, recuperar poco a poco el ánimo como para seguir sin prisas con este blog, y juntar las ganas necesarias para afrontar con la mejor sonrisa las cosas buenas que me han planteado para las próximas semanas. 2010 será otro año.

Un saludo a todos.

sábado, 29 de agosto de 2009

20/08/2009 – Intensivo de japonés

Es jueves y tenemos nuestro último día de academia. Mañana viernes tendremos que venir para que nos den los certificados de asistencia, de cómo hemos hecho el curso (no hay ningún examen), y tendremos visita. Van a venir varios japoneses externos a la academia, de visita, para que hablemos con ellos.

El planteamiento de la clase es sencillo, hacemos el repaso de los viernes hoy jueves, y preparamos lo que será la sesión de mañana. Tenemos que preparar una presentación de nuestros países de origen, y nos separamos en cuatro grupos para hacer un juego como la oca, pero con preguntas que nos obliguen a hablar con las visitas.

Para la primera parte, hacemos unos posters, en plan concurso “¿Cómo se llama la capital de Serbia? A, B ó C”. Yo me dibujo la península y pregunto “¿Dónde está Bilbao? A- al sur, B- al norte ó C- al este”. Muy divertido. Para la segunda parte, hago grupo con Dejan, el serbio, y mientras él dibuja (que para eso estudia arquitectura) yo preparo unas preguntas. Pero como no lo hacemos directamente en las hojas que nos han dado, no terminamos a tiempo y decidimos ir a comer, y volver a terminar a la tarde.

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Es una pena que estemos terminando la academia, porque hemos formado un grupito interesante, y ya hemos incluido a las japonesas (el muchacho no termina de encajar). Así que todos juntos nos vamos a comer cerquita. A la “clase” de después sólo vamos tres. Aydin forma equipo con el alemán, y tampoco han terminado. Por mi parte, Dejan, tiene obligaciones y me deja sólo con el marrón (en realidad es sólo pasar a limpio lo que tenemos). Las japonesas vuelven también, que tienen que estar hasta las 17h y son nuestro aval para poder entrar a terminar. El resto se reparten entre varias citas por la ciudad.

Metidos en harina, con el japonés por bandera, la tarde se vuelven intensa cuando las chicas reaparecen en la clase escapando de sus obligaciones entre tanto profesor. Así que las preguntas que vamos escribiendo los dos equipos son fuente de risas por parte de todos. Y es que Aydin y Casemir no han entendido que mañana jugaremos con “alguien” y se han “soltado la melena”. Al final, terminadas las obligaciones y en algún momento de escribir las preguntas, hemos terminado usando la pizarra para escribir algún kanji (debo entonar el mea culpa) y desde ahí hemos terminado comparando la estructura gramatical del japonés contra el inglés, el turco y el castellano.


Pasadas ya las 18h, salimos de la academia y despedimos a las chicas, para juntarnos Aydin y yo con Gorka que ha aprovechado el rato para otros asuntos. Pero el día entre una cosa y otra, está terminando y no da para mucho más… ¡mañana tengo que ir a tope!

viernes, 21 de agosto de 2009

19/08/2009 – ¡Dolor! ¡Muerte!… y karaoke.

¡¡AAARRRGGGGGHHHH…!! ¡¡DOLOR!! No he abierto los ojos de buena mañana, y ya estoy deseando matar a alguien, o romper algo, o las dos cosas… Me retuerzo de dolor en la cama mientras intento hacer algo útil para conseguir que mi gemelo izquierdo vuelva a si posición normal en mi pierna, y no varios centímetros más arriba.

Inspiro, expiro… inspiro, expiro… el dolor va pasando, ¿Quién quiere preocuparse por los terremotos cuando en ocasiones su propio cuerpo lo traiciona? Por un momento me cruza la mente la idea de ausentarme de la academia, pero cojo al toro por los cuernos y salgo antes de tiempo, dispuesto a vencer el dolor que aún persiste en mi breve ruta hasta clase. Por supuesto, voy más despacio. Y lo primero que hago tras saludar a los más madrugadores, es preparar una frase que explique “hoy no me encuentro bien” para cuando la profesora de turno me haga su pregunta de rigor al pasar la lista de clase “genki desuka”. Parece que tanto paseo no es bueno, sobre todo cuando uno no está acostumbrado. Y la natación del sábado tampoco habrá ayudado. Ciertamente, tengo que hacer más deporte, pero más escalonado. A ver si me dan el traslado por fin, y me tomo las cosas de otra manera en casa.

Volviendo a la realidad del día, hoy reclutamos a un compañero de Kimura y Abe, las dos estudiantes en practicas de ayer. Así que formamos grupo de nuevo para ir a comer. Durante el siguiente rato, son varios los que tienen obligaciones, pero por una vez, nos organizamos para hacer algo después. Nos damos tres horas de plazo para volver a la academia y desde ahí irnos a un karaoke (aunque el muchacho este no se apunta, pero si las chicas).

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Como le gusta acentuar a Aidin, ¡Shibuya!, nos vamos al barrio joven por excelencia de Tokio para buscar un karaoke donde acepten a 9 personas. Para que conste, Aidin y yo somos los veteranos de la clase (si descontamos a las profesoras). Me falta saber la edad de Frank, el suizo, pero al resto les sacamos una media de 10 años. En fin, diré también que hemos incluido en el grupo a un americano amigo de Reneé. Cada vez somos más internacionales si cabe.

Por fin en el karaoke, quien más quien menos, cantamos todos, pero sin duda los veteranos hemos dominado la sesión (incluyendo al final a Gorka). El americano le ha puesto intención, pero poca voz. El chino… ejem… mejor que siga escuchando música por su cuenta. Las chicas han cumplido. Y todos nos hemos reído. A ver si me pasan los videos, que tienen que ser la repera… sobre todo yo.

Tras dos horas de sesión, nos vamos todos a cenar a un Nomijodai. Si el martes me tocaba un sitio donde podía comer tanto como quisiera durante 90 minutos, hoy vamos a otro donde podemos beber lo que queramos en el mismo tiempo, mientras cenamos normalmente. A partir de la cuarta Coca-Cola la inversión sale rentable para un no-alcohólico, así que me habré bebido siete; aunque ahí que decir que en Japón, lo normal es poner más hielos que bebida, así que me habré tomado 3 españolas como mucho.

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Mirando el reloj, cerramos el restaurante y nos damos cuenta de que volver puede ser un problema para algunos. El tren también cierra entre semana, así que nos toca correr mientras las chicas miran los horarios desde sus móviles (ya nos gustaría en España algo así, tanto por los móviles, como por el Internet, pero sobre todo por una información fiable y actualizada en tiempo real del estado de los trenes). En fin, que todos cansados para una jornada que para mi ha tenido grandes contrastes, desde el dolor, al más absoluto cachondeo. Como dice Gorka, esto empieza a animarse.

jueves, 20 de agosto de 2009

月曜日にスペインへ帰ります

明日は学校の日が最後です。クラスで見知らぬ日本人と話せますから、いらいらしています。クラスメートと先生と元気ですでも、私にたくさんごいを不足しています。この句は辞書を使わないで書けません。だから、もっと週間いたいです。スペインで六日の休暇を余ります。それあとで、お仕事へ行かなきゃ。

みんなさんにどうもありがとう。

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miércoles, 19 de agosto de 2009

18/08/2009 – Hablando en japonés con japoneses y en castellano con españoles

Es martes y Pieru-san busca hotel para una escapa de fin de semana, por supuesto barato, pero fijándose en todo, con baño, Internet y fácil de llegar en shinkansen. Es el temario del día. Ayer se compró una cámara. Vamos, que para mi va tarde, por que yo compré la mía hace dos años en Osaka, y no será por hoteles que voy conociendo.

Para comer, hemos conseguido ampliar el grupo, incluyendo a dos de las estudiantes de universidad que están haciendo prácticas en la academia. Kimura-san, que había estado tres días en nuestra clase la semana pasada, y hoy ha vuelto, accede a venir acompañada de su amiga Abe-san. El restaurante lo eligen ellas, un kaiten-sushi baratito (uno de esos en los que se mueven los platos y los vas cogiendo a placer).


El contraste llega por la tarde, porque acompaño a parte del chibitour hasta el aeropuerto en su regreso a España. Así que paso del japonés al castellano en un corto recorrido en autobús. La verdad, es que me han parecido una gente muy simpática los pocos ratos que he compartido con ellos y me hubiese apetecido conocerles un poco más, pero todo no puede ser. Así que facturan y les damos el último adiós cuando cruzan la zona de seguridad. Se lo han pasado genial, y han probado carne de Kobe (que envidia, con las ganas que tengo de probarla).

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La vuelta la hacemos Akira y yo en tren. Me ha conseguido un teléfono móvil japonés de prepago, así que comentamos un poco de todo, con nuestra mezcla de japonés-castellano-inglés. Aunque resulte increíble, nos entendemos muy bien. Ya de vuelta en Ueno, se saca de la manga unos bonos descuento para un tabejodai, un restaurante en el que puedes comer todo lo que quieras durante un tiempo límite, 90 minutos en este caso. Así que nos hinchamos a cenar, mientras seguimos de parloteo, descubriendo un poco más el uno del otro. Todo el que lo conoce llega a la misma conclusión, Akira es un tío genial, y yo no puedo más que convencerme de ello.

17/08/2009 – Última semana

Ya es lunes y comienza la última semana de este viaje. Es inevitable pensar que para estas horas el próximo lunes estaremos en el avión de vuelta a la realidad de nuestras vidas, y unos días después… al trabajo. A nadie le gusta que se terminen las vacaciones, sean donde sean, y mucho menos si las estás disfrutando como yo.

El ambiente en clase dentro y fuera de la clase es estupendo, y hemos empezado a hacer chistes incluso en japonés (vale, chorradillas, pero mola). Nos han dicho que el viernes tendremos invitados japoneses para charlar un poco, así que hemos repasado lo de la semana anterior, pero hasta el miércoles seguiremos dando clase normal. El jueves prepararemos un poquito el encuentro del viernes, e incluso nos darán un diplomilla.



La tarde ha empezado con dudas, el grupillo después de comer se ha separado y sólo hemos quedado tres (incluido Aidin). Finalmente, nos hemos decidido por el paseo como la semana pasada, esta vez vamos en línea recta hasta Shibuya (en vez de rodear y conocer Shinjuku). Unos cinco kilómetros de paseo, atravesando Harajuku.

Así que aprovechando la ruta, hemos parado a mirar las tiendas de Takeshitadori otra vez, y seguir gastando un poco. Cuando por fin hemos llegado a Shibuya, la hemos recorrido calle a calle, para conocerla un poco mejor, pero como hemos andando tanto, y mañana volvemos a tener clase, nos hemos retirado a tiempo (en tren esta vez).

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Algunas cosillas que hemos visto durante el paseo (demostrando que en Tokio hay de todo): una emisión de televisión en directo, un restaurante mejicano, unas máquinas de bebidas vacías y sin estrenar, pelos de todos los colores (incluido el rosita), un rocodromo, la tienda oficial de Disney...

domingo, 16 de agosto de 2009

16/08/2009 – Agotador

Tras un día intenso como el de ayer, largo y con más deporte del acostumbrado la mañana del domingo nos la tomamos con calma. Tanta calma, que hasta nos llaman de la recepción del hotel preguntando si nos harán la habitación. Como ayer fuimos nosotros los que nos esforzamos, hoy vamos a ver como son de brutos los japoneses. Por fin, a media mañana vamos a ver el festival “Fukagawa Shinmei”, que pese a lo que cualquiera podría pensar, no se celebra en el barrio que le da nombre, sino en Morishita.


El festival no es más que la demostración de fuerza de 12 templos. Por tres días toman las calles de Morishita portando sus templetes (que sacan para la ocasión). Una vez cada tres años toca el festival más importante, más tiempo, más bruto, y coincide que es este año, así que cuando pasamos el domingo pasado por la oficina de turismo del ayuntamiento con el Chibitour, aproveche para preguntar las horas más importantes.


Todos los grupos tienen que pasar por una ruta preestablecida, de manera que las calles se van cortando conforme avanzan, pero no lo hacen al tiempo, repartiéndose desde las 8 de la mañana hasta las 5 de la tarde el recorrido. La ruta tiene un punto de importancia frente uno de los templos (quizás sean más, pero como todo estaba repartido por cualquier calle ha sido difícil de seguirles el ritmo si queríamos ver a todos los grupos). Básicamente, se ponen delante y gritan mientras saltan cargando los templetes. Menudo cansancio sólo de verlos.


La historia del festival dice que los porteadores deben ser rociados con agua para ser purificados. Así que os podéis imaginar, allá por donde van, algún vecino, konbini, restaurante o lo que sea, saca la manguera, cubos, etc, para remojarlos.


Ha sido muy bruto ver como mueven entre todos y bajo un calor intenso esos templetes. Pero cada grupo lleva una comitiva detrás avituallándoles, e incluso a nosotros que no estábamos cargando más que con las cámaras nos han invitado a tomar te fresquito. Esta gente es fenomenal.

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Finalmente, hemos comido algo tarde y nos hemos vuelto al hotel. Gorka ha salido a conocer personalmente a una japonesa que estudia castellano (tanto aprender kanjis, ahora tiene ganas por fin de hablar en japonés y pasar de la lectura), mientras que yo me he quedado viendo un par de películas en la televisión (entre ellas Transporter 2), echando una siestecilla y actualizando el blog. En fin, a ver si termina el anime que están dando y me voy a dormir, que mañana hay academia, y ya son las 11 de la noche.

15/08/2009 – Playita

Después de varios días comiendo juntos, muchas horas de academia, y alguna excursión por Tokio, para hoy sábado se ha venido gestando algo diferente… ¡un día en la playa!

Cualquiera que me lea, seguro que piensa rápidamente que los tíos somos unos liantes, unos interesados, y que siempre pensamos en lo único. Pero esta vez las cosas no son como deberían, y han sido las chicas quienes lo han organizado. Concretamente somos siete para el día lejos de la ciudad: las dos alemanas, la italoturca, el servio, el chino, Gorka y yo mismo. Yo creí que seríamos alguno más, pero al final, la gente del grupo de Gorka interesada en la playa (ya hemos coincidido algunos días con varios de ellos) se han unido a una excursión al Fuji que les ha propuesto la academia (a nosotros no, debe ser que los guías van a darles caña)… Ellos se lo pierden.

Como parte del plan, vamos a pasarnos a ver el Buda Gigante de Kamakura (ya que vamos a esa zona de la costa). Así que Gorka tendrá la oportunidad de compararlo con el que está de pié en Ushiku (este está sentado). Y ya veremos como y cuando volvemos.

La primera torta al plan le llega a Gorka el miércoles, cuando se dio cuenta de que llevaba varios dias diciendo de ir a la playa y no tenía toalla. Así que durante nuestro paseo por Shinjuku (o más bien por las tiendas del barrio) además del Yodobashi, visitamos el Quijote (algo así como un “tenemos lo que necesites” con todo amontonado). La segunda torta al plan también le llega a Gorka, esta vez el viernes, cuando le digo que prepare la mochila para hoy, y no encuentra su bañador. Vamos que se habrá quedado sobre su cama en Baracaldo. Así que tras el paseo de ayer a Ueno, y ya en el hotel, tiene que salir corriendo nuevamente al Quijote (menos mal que esta gente cierra cuando ya no quedan clientes, y la zona de clubes en la que tenemos el hotel, tiene clientes hasta tarde).

Con las mochilas preparadas llegamos al punto de encuentro a las 9am. Pero sólo estamos 6, nos falta Jason (me niego a transcribir su nombre chino). Y ciertamente, el muchacho se pierde innumerables veces (y eso que hemos quedado en la estación junto a la academia, a donde se supone que viene cada día de lunes a viernes, tremendo). Resulta ser nuestro tercer tortazo, y finalmente tenemos que ir nosotros en su busca… En fin, que realmente cogemos el tren desde Tokyo hacia Yokohama a las 10am. Menos mal que acertamos con el rápido.


Para el que le interese venir hasta aquí, nosotros hemos ido hasta Fujisawa en el tren rápido desde Shinjuku (52 minutos), y desde allí la línea de Enoshima, que recorre parte de la costa, y el centro de los pueblitos por los que pasa, combinando tren con tranvía. Muy divertido. Además, la estación de Kamakura de la JR queda un pelín a desmano, aunque también se puede coger esta línea de pueblo desde allí. La estación más cercana al Buda se llama “Hase”.

Llegados a este punto, son varios los interesados en comprarse una toalla, así que recurrimos a una tiendita en plan hawaiano junto a la estación que conocía Ale (la alemana que ha organizado todo). Pobre Gorka, cuarto tortazo al plan, y aún sin haber visto nada.

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Por fin llegamos al Buda, pero como hablo de él en otra entrada, me lo salto. Además, no he entrado, el año pasado (ya se que aún no he contado mi viaje de 2008) lo vi por segunda vez. En fin, que después fuimos a comer, siguiendo el horario local para las comidas, y porque junto a la playa a la que vamos a ir no hay nada (salvo la estación). Hemos decidido no ir a la playa frente al pueblo, por que al parecer los socorristas hacen que la gente vuelva a la arena en cuanto les llega el agua por las rodillas… Al parecer hay mucha corriente, así que nos vamos a un sitio donde no hay nadie que nos ponga freno, y menos corriente. Vamos a Kamakurakoukoumae, o lo que vendría siendo en cristiano, frente al instituto de Kamakura.

La playa no es nada del otro mundo, una línea de costa sin servicios (retretes, duchas, socorristas…) con piedras y arena gris. Pero, esto es el pacifico, así que a falta de maremotos, las olas son tranquilas, y el agua tiene una temperatura estupenda. Esto unido a la falta de costumbre por parte de los japoneses de tomar el sol o disfrutar de la playa, hacen que tengamos mucho sitio a nuestra disposición para hacer de todo: nadar, salpicar, jugar a futbol con un balón que nos llegó arrastrado por el viento… En fin, que ya le tenía yo ganas a la playa, y tuve que dejar de nadar porque empezó a darme calambres en la pierna derecha. Al menos, a mi no me picó nada, no como a otros, que tenían unas marcas rojas e irritadas interesantes, ¿medusas?

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Ya con el ocaso (no íbamos a marcharnos antes con lo que cuesta llegar y lo bien que estamos aquí) decidimos cenar en Enoshima, uno de los pueblos que hemos pasado para venir a la playa en el trenecito. Entre otras cosas es conocido por tener un islote de considerable tamaño frente al pueblo, que visitamos. Tiene un faro atípico en lo alto (que se ilumina de colores por la noche), y puestitos para turistas que están cerrando cuando llegamos.

Pero como somos unos bárbaros extranjeros, no podemos pasar sin hacer el cabra un poco más, así que al castillo de arena de la playa se le unen unos tirillos con balines de corcho en un puesto que regala choradillas. En realidad yo creo que es un puesto camuflado de juego y perversión, porque tienen allí a los niños jugando no a videojuegos, sino a la versión reducida del ¡pachinco! Tremendo.

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En fin, que cenamos en dos grupos separados, y volvemos para Tokyo, agotados. Sin duda el día más largo y agotador para todos, pero la playa ha merecido mucho la pena, y la compañía también.