domingo, 22 de agosto de 2010

10/08/2010 – Kyoto templos

¿Madrugar? A nadie le gusta madrugar sin necesidad, y menos estando de vacaciones. Vale que a muchos les gusta aprovechar el tiempo, pero hoy nos lo tomamos con calma. No es que el tour empiece tarde tampoco, pero como hoy recorreremos Kyoto con autobús, pues vamos con más calma en la salida. Hoy haremos pocos kilómetros.

La novedad del día para mi es la guía, Yuriko. No creo haber repetido guía en Kyoto entre mis anteriores visitas: Megumi, Keiko, Yuriko, ¿Quién será la siguiente? Incluso la guía que tenía el grupo de Kenpo Kai el día pasado en que vine a verles era también diferente…

Esta resulta ser una de esas rutas muy trilladas, aunque aún no entiendo el motivo, pero se empeñan en organizarla todos los años en un orden raro que al final el chofer siempre cambia. Y este año no es diferente. Parece ser que el resto del año el planteamiento es válido, pero llegado agosto, con la cantidad ingente de visitantes que tiene la ciudad, mantener la ruta sin cambios sería un suicidio de nuestro tiempo. Así por tanto, apenas hemos subido al autobús y Yuriko ya me pide permiso para el cambio. Por mí, por supuesto, no hay problemas. De hecho, como decía es con el cambio la ruta que suelo hacer.

El templo dorado con su bonsái de 600 años, la balconada sin clavos con su reto de amor, y el templo del torii gigante que guarda un rincón ajardinado también muy chulo. Para terminar finalmente dando un paseo por Gion a la pesca de alguna geisha. El plan es sencillo, pero el día no está por la labor.

De japon2010De japon2010

El kinkakuji parece más bonito que nunca. Debe ser la luz, porque no ha cambiado nada más. El jardín como siempre, soberbio. Una advertencia… compramos a la vuelta. La calle que da acceso al templo Kiyomizu es mortal para los bolsillos, pero primero hagamos la ruta oficial, ya habrá tiempo de gastarse los cuartos. Y efectivamente, la balconada, las piedras ciegas como el amor, y los chorritos de agua para pedir salud, dinero o amor (no os paséis pidiendo a ver si van a funcionar en vuestra contra). A la salida hago alguna recomendación a quienes vienen conmigo, yo ya me he dejado la pasta antes por aquí y tengo mis preferencias (me falta pedir comisión). Al final, el autobús se llena de bolsas.

Antes de seguir se impone comer algo. Hoy toca Okoomiyaki y Yakisoba. Por supuesto al estilo de Kyoto. Que aquí cada cual los hace a su manera. Los que no vinieron conmigo a Shinjuku el día pasado se sorprenden al probar estos platos menos conocidos de la gastronomía japonesa. Todo un triunfo que nos deja el estomago lleno.

De japon2010

Arrancamos la segunda parte con el jardín del templo Heihan Jingu (por Dios que malo soy para los nombres). Pero la tarde empieza a cerrarse y caen las primeras gotas que vaticinan lo peor, va a llover si o si. Así que nos damos cierta prisa en el paseo, y terminamos parándonos a cubierto en mitad del recorrido. El jardín muy chulo, pero la lluvia un rato cabrona. Cuando parece escampar un poco, volvemos al autobús con diligencia. La última fase se supone que es recorrer Gion y dejar a la gente en Pontocho. Sin autobús cada cual carga sus cosas para después volver al hotel, quizás lo peor del tema. Lo digo porque vuelve a llover, y cargados pues no es plan.

El paseo no nos lo quita nadie, pero algunos se separan del grupo rendidos por las inclemencias atmosféricas. Los demás tenemos algo de suerte, y entre chaparrón y chaparrón, vemos salir a una geisha para coger un Taxi. No puedo describir la cara de los que vieron al grupo hacer fotos como posesos al callejón sin saber lo que allí había.

Para unos cuantos el día no ha terminado. La idea de probar la carne de Kobe lleva rondando a varios desde antes de llegar a Japón y hemos decidido que hoy será el día. Pese a la lluvia. Así que secuestramos un rato del tiempo de Yuriko para que nos acompañe a hacer la reserva y mira tú por dónde nos topamos en la puerta con el dueño del “garito”.

Como aún es pronto, nos dividimos y organizamos el reencuentro para más tarde. Yo procuro buscar la tienda de kimonos a tan buen precio que siempre visito. Eso sí que era un garito, pero el grupo que me sigue se queda con un palmo de narices cuando descubrimos que ahora es otra cosa. Es lo que pasa tras dos años sin venir, que cambian los negocios como si nada. Una pena para ellos.

Qué decir de la carne de Kobe… No está mal.

Está bien, algo más ya cuento leñe… Diré también que es demasiado cara para lo que realmente es. O sea, el espectáculo del cocinero es muy guay. Y por una vez este tipo de servicios hay que conocerlos. Pero la carne en sí misma, pues no es nada del otro mundo. Claro que esto lo dice alguien acostumbrado al txuletón de un kilo, a la brasa, con su propio punto, por menos de 30 euros con todos los entrantes que hagan falta. Si en vez de eso te ponen 100 gramitos a la plancha y un tipo dorando el ajo laminado como si fuesen patatas chip, pues no es lo mismo. Definitivamente no, no lo recomiendo.

Eso sí, es verdad que la carne se deshacía sola. Pero del mismo modo le faltaba personalidad al sabor, y eso pese al coñac que le rociaron encima. Si es que no saben lo que es la sal gorda leñe…

2 comentarios:

Jbrinx dijo...

Normal que la carne esa no sea nada del otro mundo...

con lo que nos tomamos en su día y lo que estamos pendientes de volver a probar...

Afaldar dijo...

Lo siento por la carne de Kobe, pero donde esté un chuletón a la brasa...