martes, 23 de marzo de 2010

29/03/2007 – El eterno día

Apenas ha pasado medio año y ya estoy en el avión recorriendo a la inversa la ruta que me trajo de vuelta a casa. Si en mi primer viaje pasé por Madrid para reunirme con la gente, y llegamos a Japón por Narita, hoy sólo vamos tres: Yuka, Jasone y yo mismo. El viaje es más directo y corto que el primero (no ir a Madrid nos ahorra tiempo y reduce una escala), pero llegaremos a Japón a primera hora de la mañana (la vez anterior llegamos por la tarde) por lo que el día no terminará “tan rápido”. Para mí (que no duermo en el avión) el 29 se fusiona con el 30, y el resultado es desastroso. Todo el jetlag que no sufrí en 2006 me pasa factura (concentrado y aumentado) en este vuelo… Que desastre.

Pero volvamos al vuelo. Visitar Japón con un nativo suena guay, pero ir con la profesora puede producir efectos no deseados, como aprovechar las horas de viaje para seguir estudiando, o repasando, o lo que toque. Y en eso estuvimos el rato de conexión en Charles de Gaulle… Recuerdo perfectamente que nos tocó memorizar (o al menos intentarlo) la forma –TE de los verbos… Aún ando en ello tres años después…

De japon2007De japon2007
Lo mejor será aterrizar y “aprovechar” el día. Menudas caras en el tren que une el aeropuerto con Osaka. Estábamos cansados, pero con todo el día por delante no teníamos excusa para no intentar aprovecharlo. Habíamos previsto dormir en Kyoto, pero quisimos hacer unas compras en Osaka, aprovechando que teníamos que hacer allí el transbordo. Claro, además de ir cansados, nos movíamos con las maletas, así que la odisea se complicaba por momentos, al no encontrar taquillas suficientemente grandes… Tengo que aclarar que en Japón, todas las estaciones de ciudad aprovechan sus huecos con baterías de ellas. Su uso se paga por horas, y tienen mucha demanda entre la gente que está de paso. Ahora mismo, sólo recuerdo la estación de Akamizu, de mi viaje de 2008, allá, perdida en lo profundo de Japón, que no tuviera taquillas.

Por fin, colocadas las maletas, nos damos una vuelta por el Yodobashi-Umeda, justo en frente de la estación en la que estamos. Dicen, que de toda la cadena, esté en particular es el que tiene la mayor oferta y especialización en cámaras de fotos y video. Y dio la casualidad de que al menos dos cámaras en que me fijé, luego no estaban en Akihabara… A saber, pero ahí queda. Yo por mi parte, me fijé sobre todo en los diccionarios electrónicos, mientras que Jasone si que les prestó atención a las cámaras, parecía un perro de caza, tras su réflex (que rompería un año más tarde en NY).

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Al final, el cansancio puede con los tres, y nos ponemos en marcha hacia Kyoto poco después de comer, antes de que cargar con las maletas resulte un infierno (al menos, no hacía el calor del verano). La ruta entre la estación, y el hotel parece eterna, pero hay un detalle en las farolas que nos contenta… ha empezado a florecer el Sakura, y han ido colocando ramitas en flor en ellas. La ciudad estará una semana de fiesta, ¡¡y nosotros hemos llegado a tiempo para verlo!!

2 comentarios:

Jasone dijo...

Que buenos recuerdo ;) Me esta encantando leerlo.

Por cierto este dia fue mi cumple (que no solo tu cumpliste años en el viaje XD).

Afaldar dijo...

Ya bueno, eso cuentalo tu en tu biografia (cuando la hagas)