jueves, 5 de febrero de 2009

13/08/06 – Pululando por Tokio

Sexto día de viaje. Hoy no tenemos excursiones programadas oficialmente, es lo que comúnmente se conoce como día libre. Nos han recomendado varias rutas, y cada cual se apaña un grupito con quien recorrer Tokio según horarios y gustos.

Junto a Cristina, Ubeda, Alex, Dani y Camarón, nuestra primera parada será el ayuntamiento de la urbe. Entre otras cosas, la zona del gobierno metropolitano tiene rascacielos y parques, en una fusión chocante, donde templos, opulencia y vagabundos conviven sin incidencias. Las dos torres principales del ayuntamiento (con sus respectivos 50 pisos) tienen sendos miradores desde los que tomar otro punto de vista de la ciudad. El mirador de la torre norte se convierte en la primera fase del día.

Después de visitar el parque principal de la zona, y ver el pequeño pero vacío e interesante templo que guarda, vamos andando hasta el parque de Harayuku. Como llegamos desde Shinjuku (el barrio al norte) nos sorprende de primeras el pedazo de bosque que nos encontramos. Cierto es que tiene senderos bien señalizados y amplios, pero es frondoso allí donde no hay camino, y reserva algunos sitios a un par de campas donde están montando unas tiendas de campaña unos jóvenes. Supongo que habrá alguna cosa prevista, pero para cuando sea ya no estaremos.

El parque Yoyogi guarda entre tanto árbol un santuario Meiji, que visitamos como primera parada. Tiene pocas construcciones pero resulta un recinto cerrado y diferenciado del parque. Muy bonito.

Sin duda el parque los domingos como hoy es famoso por otras cosas, y es allí donde nos dirigimos, a la zona sur del parque. En esa entrada se concentran semanalmente distintos jóvenes (y no tan jóvenes) para expresar su personalidad libremente. Son mundialmente conocidas las “gotic-lolitas”, los grupos de música que aquí tocan probando fortuna (y vendiendo si pueden alguna maqueta que otra), y los rockabilies.

Esta zona es con diferencia la que tiene más visitas en lo que será el día de hoy. Mucha gente, y muchas cámaras para registrar tal multitud de colores. Aquí los únicos que se forran en realidad son los puestitos de comida y bebida que rodean esta entrada, pero que caramba, es mi primer trozo de carne de verdad en 6 días.

Durante el rato que vemos a la gente bailar, cantar y posar, nos vamos encontrando con diversos grupos de españoles, algunos del viaje, que han seguido la misma recomendación, y otros ajenos que también se sabían que visitar un domingo como hoy.

De japon2007


A media tarde, después de ver al relevo japonés de Mick Jagger me paso al grupo catalán para seguir con mi día libre. De verdad que yo sólo quería mirar, pero al final de la tarde metidos en diversas tiendas frikis del barrio comercial que está junto al parque, yo salgo con una bolsa enorme con distintos juguetes para algún primo pequeño, un amigo, y claro está para mi mismo. Me he comprado un helicóptero teledirigido a baterías por 10.000 yenes. Reconozco que no es el de 50 cm de gasolina que siempre he querido tener, pero es un comienzo. Ahora tendré que pensar como hago que llegue a España sin romperse.

Antes de preocuparme por pasar la aduana debo volver a la realidad, la cena será en la otra punta de Tokio, en la zona de Odiaba, para ver los fuegos artificiales que ayer tuvieron que posponer por la lluvia que amenazó (pero no cayó, que aquí el hombre del tiempo también se equivoca). Después de un recorrido en metro entre las bolsas del grupo, decidimos usar unas taquillas. Ciertamente en España nunca he tenido que usarlas y no las he prestado atención, pero a partir de este momento me doy cuenta de que estas taquillas están en todas partes en un país que para evitar atentados con bombas ha retirado de las calles más importantes sus papeleras, incomprensible.

La guía nos comentó el día pasado que Odiaba estaría lleno de gente, que era mejor ver los fuegos por la tele … creo que es la única recomendación equivocada que nos ha dado. Entiendo que a ella no le gustan las multitudes, es verdad que repartidos por la bahía había mucha gente, pero no ha estado en el casco viejo en fiestas de Bilbao … eso si que es apretarse.

Hora y media de fuegos artificiales nos demuestran que a los japoneses les gusta ser espectaculares, pero que no tienen ningún sentido del ritmo. Sosos. Muchos, en mucho tiempo, sin una buena organización. Eso si, ocupando todo el cielo, impresionantes.

Aprovechamos que estamos aquí para cenar en el centro comercial que hay al lado, y después nos metemos en el Joypolis, un miniparque de atracciones ambientado en los juegos de SEGA. El único problema es que es tarde y cerrarán en una horita, menos mal, sino me lío a matar zombies toda la noche … que guapas las cabinas de tiro con movimiento y salpicaduras. Lo siento por Antonio que se lo ha perdido, y por tantos otros jugones.

De japon2006

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