La mañana empieza con un pequeño atasco en la carretera. No hay que perder de vista que es sábado y que empieza el Obbon, o sea, que muchos japoneses están de fiesta regresando a sus lugares de origen, y atendiendo a sus muertos.
Al final la carretera es benévola con nosotros y llegamos al lugar donde se sienta el Gran Buda. Es un monumento erigido por los propios campesinos y sus ahorros, está hueco y es enorme. Megumi, la guía dice que se calcula que si se pusiese en pie, sería más grande que Godzilla… para que luego digan que el humor japonés no existe. Mmm.
Cerca del Gran Buda, se encuentra Tsurugaoka-Hachimangu, un templo también muy grande, con un jardín aún más grande. Tortugas, palomas, peces de colores grandotes, flores de loto en los estanques, escalinata, Torii’s en cada acceso, y uno de los pabellones en reformas. La verdad es que a muchos de estos sitios les hace falta. La intemperie los está marcando y parece que en todos los templos que pasamos a ver, tengan la misma costumbre, mantener uno cerrado a la vez para recuperarlo; dentro de unos años estará esto aún más estupendo. Esto de los templos puede parecer repetitivo, pero estamos viendo sólo los característicos de cada orientación, o los que más detalles tienen. La verdad es que me están gustando mucho, si bien yo quitaría a los demás turistas y les devolvería la paz que en su momento parece que tuvieron, paz que por supuesto aprovecharía.
De japon2008 |
Con ánimo de variar nuestra rutina de arroces, a la organizadora se le ha ocurrido llevarnos a un chino de Yokohama. Para quienes van habitualmente en España a estos restaurantes puede parecer una tontería, pero en seguida nos damos cuenta de que algo cambia aquí; los chinos de aquí no son iguales, son sitios de categoría, de hecho este es muy chulo, tanto en mobiliario, como en servicio, y por supuesto, en cuanto a la comida, que los más expertos en seguida declaran distinta de la que han comido hasta ahora. Evidentemente comemos arroz, pero como plato final y en un estilo bien diferente.
Durante el viaje descubriremos la admiración de los japoneses por ser lo más de lo más. Concretamente, el Libro Guiness de los Records está entre sus títulos de culto. En la Torre de Tokio que visitamos el día 3, entre las tiendas del edificio principal, se encontraba una galería temática al respecto. Ahora tendremos la ocasión de probar el ascensor más rápido del mundo ascendiendo al piso 69º del edificio Landmark a 50 km/h. Más vistas impresionantes, en esta ocasión de la bahía de Yokohama.
Cae la noche ya en Tokio y como hemos llegado pronto al hotel, saldremos un rato de marcha. Para mí la primera y única parada será Shibuya, algunos se quedarán ahí hasta pronto por la mañana, y otros van más tarde a Roponji.
Vemos varias discotecas cerradas, poca gente de fiesta, y los locales que están abiertos cobran entrada y ni siquiera tienen ambiente. La verdad es que el sitio nos defrauda mucho. Esto es lo que incita a muchos a cambiar de sitio. No voy a comentar más, simplemente diré que los japoneses no saben salir de marcha.
De japon2008 |
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