Es miércoles y la jornada empieza antes de lo previsto, anticipo de que el día va a salir como a él le de la gana. De hecho, no tengo ninguna foto. ¿Y porque digo que el día empieza antes de lo previsto? Pues fácil, por que toca otro terremoto, esta vez a las 8 am.
Vamos a ver, para entendernos, los terremotos son algo muy serio. Sobre todo si su epicentro está cerca. Pero poco se puede hacer durante las decenas de segundo que dura uno para evitar una catástrofe, sobre todo si estás durmiendo. Despierto y alerta podrías meterte en el baño, o junto a una pared maestra, o bajo la mesa, alejarte de los cristales, etc. Así que ahí me tenéis, nuevamente en la batidora en la que se convierte mi cama por un momento. Este ha pillado algo más lejos y menos potente, pero el saldo de esta oleada de movimientos sísmicos asusta. Casi una veintena de muertos, carreteras y casas destruidas, etc. Y si lo enlazamos con el tifón que ha atravesado Shizuoka (la cuarta isla en importancia de Japón) pues la cosa empeora, con un centenar de desaparecidos. No me extraña que desde España alguno estuviera preocupado, gracias. Pero como digo, en Tokyo no hemos tenido ningún problema, salvo las leves sacudidas que no han pasado de lo anecdótico. Esta experiencia ha servido para que en la academia aprendiésemos vocabulario nuevo y de paso nos diesen un cursillo acelerado de “cómo reaccionar ante un terremoto”.
Centrándome de nuevo en el día, llegamos a la academia y me falla el compañero. La complicidad con mi amigo turco por este día se desvanece y me tengo que apañar con Kimura-san, una estudiante de universidad que está de prácticas desde el lunes en nuestro grupo. Va tomando sus apuntes y prestando especial atención a cómo las profesoras (que van cambiando para cada día, entre cuatro diferentes) nos explican las cosas (jodido hacerlo en japonés con nuestro nivel tan bajo). Conforme ha sido necesario, se ha implicado como otro alumno más, y hoy la toca conmigo varias veces.
Tras la clase nos volvemos un grupillo vuelve a organizarse y volvemos a ir al restaurante de okonomiyaki. Mira que me va gustando este plato. Llena como dos, pero al llevar tanta verdura, no pesa en el estomago, es genial. Después, la tarde nos la tomamos Gorka y yo a nuestro ritmo. Primero dejamos las cosas en el hotel, y tras un vistazo al email, nos vamos de paseo, pero como andamos con falta de ganas para ir lejos y además se nos ha hecho tarde para aprovechar la tarde en ningún sitio que vallamos, decidimos quedarnos por la zona.
Con la lista de tareas pendientes en la mano, nos vamos al Yodobashi Camera a buscar un maletín para el nuevo portátil de Gorka, y aprovechamos a recorrérnoslo entero. Yo he terminado por coger un par de extensiones para Wii mote (están unos 10 euros más baratos que en España). Lastima que el juego japonés no lo pueda jugar en casa (porque también está más barato). No sabía que Nintendo hubiera sacado una Wii en negro, con sus mandos y todo, claro. En fin, que nos damos un paseo y compramos alguna cosilla. Lo que viene siendo una tarde tranquila.c
4 comentarios:
Vaya semana lleváis de terremotos!
Parece que la cosa que ha calmado ya, pero lo normal es que tras el primero pasen varios días de replicas. Seguro que han sido más, pero no nos hemos enterado de lo pequeños que habrán sido. Es algo muy gordo eso de que se mueva todo un continente.
Pero ha habido unas cuantas réplicas de magnitud muy similar, yo pensaba que normalmente las réplicas ya eran pequeños temblores para acabar de asentar el terreno.
Una vez me despertó uno pequeño, pensé que era el tren y seguí durmiendo :P a los cinco minutos me di cuenta que:
a) los trenes ya no pasaban a aquellas horas.
b) habían cambiado los travesaños de las vías y hacía como dos años que la casa no temblaba al pasar el tren.
Y por la mañana daban la noticia, sólo los elegidos lo sentimos ;)
Las replicas "suelen" ser de magnitud menor, pero la geoligía en lo que a los terremotos se refiere aún no es una ciencia exacta. Supongo que habrá habido más terremotos menores, pero no se les ha dado importancia por estar alejados de la costa, y quizás por haber sido eclipsados por estos otros mayores.
En cualquier caso, todo ha pasado, sin mayor problema.
(En Bilbao nunca he sentido ninguno)
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