lunes, 30 de noviembre de 2009

26/08/2006 – Rumbo a Miyajima

Aunque Japón tiene aproximadamente la misma extensión que España, a diferencia de nuestro país, lo habitual es tener que navegar para ir de un sitio a otro. Bueno, si nos centramos en visitar Honshu, la isla más grande, podremos hacer todas las visitas sin mojarnos, pero incluso así, descubriremos muchos recorridos basados en ríos, bahías, etc. Y es que Japón está muy volcado en su relación con el mar.

Como decía, Japón es un archipiélago. Y en este viaje tenemos la suerte de dedicar estos últimos días a visitar más lugares que no solo el centro del país. Hoy hemos amanecido en Shikoku, una de las cuatro islas mayores, pero nuestra intención es ir a Miyajima, otra isla de menor tamaño a cierta distancia. Así que en vez de volver a Honshu para acercarnos hasta Hiroshima en tren (Miyajima está a un salto en ferry de esta conocida ciudad), decidimos ir en barco para tener una perspectiva diferente del país.

De japon2006De japon2006

La travesía del barco tiene varias paradas a lo largo de varias islas más pequeñas hasta llegar al muelle de Hiroshima (como un autobus urbano), donde hacemos transbordo a otro (el ferry más conocido se coge frente a la isla, a unos 20 kilometros, pero nosotros seguimos con nuestro espíritu marinero). Durante el recorrido total, asistimos a una reunión familiar, donde padres e hijos, junto a tíos y algún abuelete se juntan para charlar, y comer en la zona principal del barco. Todos van vestidos muy formalmente, yo creo que asistirán a algún entierro.

Por fin, en Miyajima, nuestra primera misión es encontrar la casa de huéspedes en la que nos alojaremos. Cargamos nuestras tres semanas de equipaje bajo un sol de justicia, a la vez que sorteamos a los ciervos y sus “minas” terrestres. Aviso para el viajero: hay que vigilar los papeles, porque estos simpáticos animalitos se comen hasta las etiquetas de las maletas (pasando por billetes, mapas, etc). En fin, toda una odisea entre casitas bajas, en un Japón diferente al visto en Tokio. En seguida, descubrimos que la gente de aquí está MUY acostumbrada a los turistas (de hecho, el pueblo queda “muerto” cuando están por terminar los ferrys), y nos tratan estupendamente.

De japon2006De japon2006

Para comer, probamos el okonomiyaki local (nada que ver con el que comimos en Kyoto). Y aprovechamos la tarde para hacer fotos alrededor del templo, donde sin duda lo que más llama la atención es el Torii “flotante”. Que no deja de ser una puerta al templo, dentro de la bahía, con la gracia de que dos veces al día, el mar cubre sus cimientos y la hace navegable (o visto desde el contrario, el mar se retira dos veces al día, y podemos pasear hasta él para tocarlo).

Tomando fotos de todo, desde todos los ángulos, nos recorremos la zona comercial, la ruta oficial (puerto-templo), y otras rutas por la colina adyacente, e incluso desde la otra punta de la bahía, menos transitadas. Aprovechamos a localizar el acuario (si, tienen acuario), y las rutas de subida al monte Misen (que tiene teleférico, pero queremos subir “al modo tradicional”). Con toda esta información, volvemos por fin a descansar a la casa de huéspedes, donde tenemos incluida la cena. Cena que se resuelve estupenda, por estar preparada con productos del día, al estilo casero.

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miércoles, 25 de noviembre de 2009

自動車の性能などの検査

スペインでも 乗り物のは 四年、六年、八年、十年、十一年、十二年、十三年、。。。ごとに 車検に とおらなければ なりません。私の 車は 今月 17日 四才に なりました。四年間 ビルバオから ドノスティア=サン・セバスティアンまで お仕事へ 行くのに 197.902キロ はしりました。だから、昨日 車検場所に よりました。

この 点検では サスペンションや ブレーキや ライトや タイヤ なとを 確認 します。ぜんぶ パーフェクト でしたから、問題なけ 証明書を くれました。一だいの 乗用車が そんなに たくさんの 距離を そうは したことは 職員を 驚かせました。

De Imágenes de Blogger

Pensando en volver a Japón

Ya he estado cuatro veces en Japón, y cada vez visitando sitios diferentes, de distinta forma. Primero como turista en un viaje organizado, luego con mi profesora y una amiga bastante a nuestro aire, el tercero dirigía yo el grupo, y en el último, bueno en realidad estaba estudiando.

Vistos los lugares que he visitado sobre un mapa, en seguida se puede ver que me he movido en la horizontal, desde Tokyo (al este) hasta Kumamoto (al oeste), pero todo lo más arriba que he llegado es Nikko. Así que tengo medio Japón por ver sobre esas latitudes. Quizás el Japón más autentico y natural. Con menor tasa de población, y seguramente menos preparado para recibir al turista extranjero, pero sin duda, destino igual de interesante para el turista nacional. Y porque no, un reto mayor que “los sitios habituales”.

Así que, hablando con varios compañeros de mis anteriores viajes, puede que formemos grupillo para seguir marcando esa zona del mapa, e incluso dar el salto a Hokkaido, más allá del norte de Honshu. Incluso nos estamos planteando hacer alguna ruta en bicicleta, subir algún monte, acampada, o similar. Mientras tanto, estoy marcando en amarillo los sitios propuestos para ese viaje. Ya veremos en qué termina la cosa.

De japon2009

lunes, 23 de noviembre de 2009

24/08/2009 – De vuelta (IV)

Nuestro momento en Japón se termina. El día de estancia se resume a tres o cuatro horas, entre madrugar, trenes y aeropuerto. Se han terminado veinticinco días de vacaciones y aventuras. Pero en realidad el día es más largo, mucho más largo que de costumbre, ya que el vuelo nos devuelve 7 horas de diferencia horaria: ¿jetlag?

Cuando se va a Japón por primera vez, la emoción del momento te embriaga, y es difícil darse cuenta de que tienes el reloj biológico alterado. Todo es nuevo, y no hay momento que perder en verlo, sea de día o de noche, estás al 100%. Cuando ya no es tan nuevo (por mis sucesivos viajes) antepones la comodidad, y si eres de los que no duerme en el avión, prefieres llegar por la tarde-noche, a tiempo de cenar algo y dormir, para “sincronizarte”. Justo eso pasa al volver. Que de nuevo no tiene nada lo que te espera en casa, así que sólo quieres llegar.

Después de madrugar un poco, la espera en Narita, las dudas respecto del peso de la maleta (¿no entienden que en Japón hay muchas cosas interesantes y tu quieres llevártelas todas contigo?), las interminables horas de vuelo (que no te importaron al ir), y lo peor… el curro esperando.

De japon2009

Sacando conclusiones de este viaje, no puedo negar que me lo he pasado muy bien. Que he pateado Tokyo, en el sentido literal de la expresión, y descubierto un poco sus barrios menos turísticos. Además, la academia ha resultado muy útil para cimentar mi japonés. Y espero seguir en contacto con los amigos nuevos que hemos hecho estos días. Además, Akira me ha conseguido un teléfono móvil, para las próximas ocasiones, aunque aún me falta decorarlo para integrarme un poco más con las costumbres de aquel lugar. En general, he tenido tiempo de hacer de todo: excursiones, playa, fotos, estudiar, compras, pasear, relajarme, descubrir nuevos platos y sitios,... pero sobretodo no estresarme.

viernes, 13 de noviembre de 2009

23/08/2009 – La última excursión

Queriendo aprovechar al máximo nuestras últimas horas en Japón, salimos rumbo a la playa de Atami, “un poco más allá de Kamakura” según Dean. El pueblecito costero tiene su propia parada de Shinkansen (está a 105 kilometros de Tokyo), y es que está situado sobre una caldera volcánica submarina, así que además de por su playa, es famoso por sus balnearios naturales de aguas termales.

Pero nuestro objetivo es la playa. Aunque como hoy no hemos madrugado, llegamos a la hora de comer (el tren normal hace demasiadas paradas a través de un recorrido costero sinuoso). Con el buche lleno, invadimos por fin la abarrotada playa, y sus amansadas aguas (han colocado un rompeolas).

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Entre risas, chapoteos y castillos, Gorka (quien sí ha venido finalmente), intercepta un panfleto japonés (que no habían querido repartirnos, suponemos que en la idea de que no nos íbamos a enterar de nada) en el que se anuncia una sesión de fuegos artificiales ahí mismo.


Será mejor que no cuente la hora a la que llegamos a Tokio de vuelta, ni que casi nos quedamos allí sin trenes, agotados, pero contentos. Con tiempo de dormir lo justo antes de volver a casa a la mañana siguiente :-(

lunes, 2 de noviembre de 2009

22/08/2009 – Cerrando temas

Hoy es sábado, y en contra de lo que podría esperarse, terminando nuestro viaje en breve, la costumbre puede más, y superado el despertador, hoy no madrugamos. De hecho, como buen sábado que es, incluso remoloneamos varias horas. Y es que, aunque estemos en Japón, estamos de vacaciones.

Cuando por fin comienza el día, cumplimos con nuestra única obligación del día, ir a Correos para enviar un par de cajas de Gorka. Lo ha estado demorando, y si mañana viniese a la playa, ya no le quedarán más ratos para hacerlo. Así que, convencidos, vamos hasta la oficina más cercana para descubrir que el día anterior habíamos mirado mal el horario. ¡Está cerrada!

Vuelta con las cajas al hotel, a replantearse la situación y el plan. ¿La central de Shinjuku? Preguntamos en recepción, y gustosos ellos mismos llaman para confirmar el horario de la central, y si, está abierta incluyendo los domingos. Así que nos ponemos en marcha, pero esta vez Gorka se paga un taxi, porque el paseo sería muy largo contando con las dos cajas de libros que ha preparado (no sé si habrá dejado algún título sin mirar/comprar).

Aunque no me lo había planteado, finalmente compro yo también una caja mediana. Tengo algunas cosillas aún en la habitación, y como nos falta una bascula, pues mejor me curó en salud y las mando a casa. Así de paso, aprovecho la vuelta al hotel para comprar unos accesorios de la Wii para un amigo, que le mandaré también en el paquete, y quizás alguna otra cosilla. Pero antes comemos algo, porque se nos ha hecho tarde.

Cuando por fin terminamos con todo: los paquetes de Gorka, comer, comprar, mí improvisado paquete… decidimos llamar a Aydin y quedar con él para cenar. Puede ser la última ocasión en que pueda verse con Gorka, quien anda pensando no ir a la playa, y dejarse perder entre trenes por las afueras, para “intentar” ver todo Japón (lo que no ha hecho estos días de atrás) en 24 horas. Mañana será nuestro último día, y no sabe como agarrarse a esta tierra.

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Para cenar vamos a Ikebukuro. Barrio norteño de Tokio, y principal puerta de acceso de los trabajadores que vienen a diario a la ciudad desde el nor-oeste. Es sin duda un enclave de paso muy importante. Y se nota cuando bajamos del tren, entre la correspondiente oleada de japoneses. Por un momento, ni sabemos a dónde vamos, ni podemos pararnos a pensarlo.

Ya en la calle, apartados de la ruta de la multitud, hemos tratado de llegar al punto de encuentro con Aydin, pero terminamos por llamarle al teléfono, visto que no le encontramos. Y es que hemos acertado con el “lado” de la estación, pero no con cuál de las tres salidas era la de la cita. Pero el problema no hemos sido nosotros, sino que los carteles interiores y exteriores de la estación ¡no coinciden!

Salvados los saludos, atendemos a las necesidades básicas más urgentes, ¡hambre! Nuestro anfitrión nos lleva a un restaurante especializado en atún rojo (maguro), y nos recomienda el equivalente al katsudon. Pese a mis cuatro viajes, ha tenido que ser la anteúltima noche cuando he descubierto un plato tan interesante. Sirven el maguro crudo (como no podía ser de otro modo) sobre el arroz, y tu preparas a parte la salsa de soja con wasabi según gustos, para rociársela después por encima, y así comerlo todo junto. Es como una pieza de sushi gigante, y mejor aderezada (ya que puedes echarle tanta salsa como quieras por encima, pero con un platillo me fue suficiente). Vamos que me he quedado con pena de no volver a comerlo, y espero repetir en cuanto vuelva.

Aunque mañana tendré que madrugar, y pese a que los trenes que dejan la ciudad terminan antes que la línea Yamanote (los primeros para Aydin, la otra para volver nosotros), jugamos con el reloj un rato visitando el barrio en contra dirección. Es que esta gente ¡ya se está retirando!